El sector hotelero se está reinventando en 2020. Con las restricciones a la movilidad y el ‘shock’ del turismo provocados por el coronavirus sobre la mesa, son muchos los establecimientos que están buscando alternativas que les permitan conseguir ingresos para sobrevivir y evitar a toda costa el cierre.
Algunas de las grandes cadenas están habilitando espacios para "coworking", mientras que otras más pequeñas, hostales y hoteles boutique han encontrado una solución en el alquiler de habitaciones de larga estancia. Una fórmula que minimiza el impacto de la crisis del covid-19 y que, según la Agencia Negociadora del Alquiler, no se contrapone en ningún momento con el alquiler tradicional de una vivienda, ni tampoco con los arrendamientos turísticos.
“Los arrendamientos temporales de habitaciones que están realizando algunos hoteles para sobrevivir a la situación actual no son arrendamientos de vivienda, ni de uso distinto, ni tampoco turísticos. La naturaleza jurídica de estos arrendamientos se podría encuadrar en los contratos de hospedaje que se encuentran regulados, en parte por los artículos 1.783 y 1.784 del Código Civil, y en otra parte, por creación Doctrinal y Jurisprudencial. El hospedaje es un arrendamiento que combina el arrendamiento de cosas (la habitación), el arrendamiento de servicios (limpieza y lavado), el arrendamiento de obra (comida y desayunos), y el contrato de depósito de todos los bienes que se introducen en la habitación”, aclara José Ramón Zurdo, director general de la Agencia Negociadora del Alquiler.
En idealista encontramos anuncios de hoteles y hostales por diferentes partes de España, desde Barcelona a Málaga y A Coruña, pasando por Madrid, Valencia o Castellón. En términos generales, se trata de habitaciones para instalarse como mínimo un mes y por precios desde 400 euros, incluida la limpieza y el cambio de textiles (sábanas y toallas), el uso de los salones para poder trabajar y en algunos casos también plaza de aparcamiento. Muchos de ellos ofrecen la posibilidad de contratar servicios extra, como el desayuno o media pensión, aunque con un coste extra que puede elevar el precio total hasta los 1.000 euros al mes.
Un buen ejemplo de ello es la cadena Campanile, que ofrece esta opción habitacional en sus siete hoteles en España: Barberá del Vallés (Barcelona), Cornellà de Llobregat (Barcelona), Alicante, Elche (Alicante), Murcia, Málaga y Alcalá de Henares (Madrid).
Como explica a idealista/news Elisabeth Martín Bodego, directora del hotel Campanile Barberá del Vallés (Barcelona), “la idea es convertir nuestros hoteles en un hogar por un tiempo. En estos momentos complicados que estamos viviendo, puede ser una buena solución para personas que quieran un alojamiento temporal, con toda la flexibilidad que ofrecemos como es el caso de estudiantes, profesionales sanitarios, trabajadores esenciales, empresas que deben mover empleados… Y están también las personas de riesgo que necesitan poder estar aisladas con un protocolo de higiene meticuloso y que ofrecemos gracias al protocolo ‘Clean and Safe’ que hemos desarrollado desde el principio de esta crisis sanitaria, así como ciertos colectivos que se han visto afectado muy negativamente por la pandemia y podemos apoyarles en estos tiempos”. Y añaden que “todos ellos necesitan un hogar con medidas de máximo confort y máxima seguridad, sin tener que pagar varios meses por adelantado y sin compromiso temporal”.
Este hotel cuenta con 212 habitaciones y actualmente tiene 20 alquileres mensuales, algunos de los cuales han renovado su estancia. “Está dando resultados muy positivos, es un ‘win-win’, ya que tenemos un ‘feedback’ muy positivo de clientes que aprecian poder disponer de esta nueva opción de alojamiento”, recalca la directora del establecimiento. En su caso, el precio es de 550 euros mensuales por alojarse en una habitación de 18 m2, con parking subterráneo y limpieza semanal.
En Barcelona también está el caso del Hotel Mihlton, ubicado en La Dreta de l'Eixample y que prácticamente tiene todas sus habitaciones alquiladas bajo esta modalidad. Como explica Jurgen Hutterer, director del establecimiento de concepto ‘boutique’, “de nuestras 16 habitaciones tenemos ocupadas con largas estancias 13. Algunos huéspedes quieren un alojamiento semanal, mientras que otros van a quedarse meses. Varios ya nos han comunicado que se quedarán hasta finales de mayo de 2021”.
Hutterer asegura que tienen ‘inquilinos’ de todo tipo: desde estudiantes que están cursando un máster o un curso especializado, personas que tienen familiares en el hospital y necesitan un alojamiento temporal, y otros que ven la vida en el hotel como la mejor solución hasta que encuentren un piso de alquiler, y están a la espera de que bajen los precios.
Este hotel boutique, situado en una de las zonas más caras de la capital catalana, tiene precios que van desde los 550 euros al mes por una habitación estándar de unos 17 m2 a los 1.000 euros al mes que cuestan las ‘junior suites’, que son de mayor tamaño e incluyen una zona de estar y un minibar.
En su caso, sin embargo, no ofrecen extras de restauración, ya que el establecimiento no cuenta con licencia para ello. Como solución, han montado una pequeña cocina con microondas, cafetera y tostadora, donde se puede comer, pero no cocinar.
Hutterer explica que su precio habitual de la habitación es de 120 euros por noche, pero que “el golpazo del coronavirus, y el hecho de que el Gobierno no ha dado ayudas directas, sino créditos, nos han llevado a intentar salvar una temporada muy floja”. Al igual que el hotel Campanile, asegura que es un ‘win-win’ porque permite a la gente tener una solución habitacional, mientras que al hotel le proporciona algo de ingresos y mantenimiento. “Se usan los grifos y las cisternas, se ventilan las habitaciones, se pone la calefacción… Y todo esto es bueno para evitar que aparezcan hongos y bacterias, por ejemplo”, aclara el director del Hotel Mihlton de Barcelona.
También en la capital catalana encontramos otro ejemplo protagonizado por SmartRoom Barcelona, un establecimiento ubicado en la zona de Sants, cerca de la estación del AVE y de la Plaza de España.
“En un año tan complicado, hemos tenido que pensar en nuevas necesidades que pueda tener el público en general. Una de las necesidades que hemos identificado es el de las estancias por meses. Hay personas que vienen a la ciudad asiduamente y les sale más económico pagar un precio mensual”, cuenta Laia Oliver, gerente del establecimiento, que cuenta con 55 habitaciones y ya tienen algunas solicitudes para el alquiler a más larga estancia.
En su caso, la estancia máxima es de un mes, susceptible de renovaciones y siempre y cuando el hotel no se convierta en la residencia habitual del huésped. “Alquilamos habitaciones desde un mínimo de tres horas por 30 euros, que incluye habitación para dos personas con baño privado. La opción más cara es la opción mensual de 590 euros, con nevera, microondas, hervidor, baño privado y escritorio, así como el cambio de toallas gratuito cada tres días y limpieza una vez por semana”, detalla Oliver. Otra de la alternativa que ofrece SmartRoom Barcelona es la posibilidad de reservar habitaciones privadas para trabajar por 30 euros diarios, e incluso despacho por horas. “Nuestra premisa es ser flexibles al máximo”, añade la gerente del establecimiento.
En la ciudad hay otros ejemplos con ofertas similares, como HH Hostal, ubicado en las inmediaciones de la Sagrada Familia y con precios de unos 500 euros al mes; La Casa Gran B&B, un hotel boutique situado en el céntrico barrio de L’Eixample y donde el alquiler cuesta unos 700 euros mensuales; o el Hostal Sunset, ubicado en Sant Antoni y con precios que también rondan los 500 euros al mes.
También está el Hotel Praktik Essens, que se encuentra en un edificio del siglo XIX declarado patrimonio arquitectónico de Barcelona en pleno Paseo de Gracia. Sus habitaciones de alquiler cuestan en torno a 750 euros al mes, y ofrecen extras como por ejemplo los desayunos, lavandería o bebidas.
Actualmente, este hotel de 37 habitaciones tiene destinadas 20 a largas estancias, “que son una solución temporal con el objetivo de poder estar abiertos al público, seguir trabajando, cubrir costes y lo más importante rescatar trabajadores del ERTE”, detalla Pilar Cantero Fernández, directora del establecimiento.
Cambiamos de región y llegamos a Castellón de la Plana. El Hotel Real Castellón es otro de los que tiene anunciadas habitaciones a través de distintas webs inmobiliarias. Vicente Beltrán Plumed, manager del establecimiento, sostiene que decidió poner en marcha esta idea cuando estaba buscando un piso para alquilar, con el objetivo de generar más ingresos, aunque “también lo hacemos por dar un servicio a muchas personas que por diversos motivos no tienen un hogar donde vivir” y necesitan una solución habitacional temporal.
El inmueble tiene 36 habitaciones en total y ya ha recibido varias muestras de interés para alquileres de larga estancia. A finales de noviembre, de hecho, recibirá a su primer ‘huésped-inquilino’. En lo que se refiere al precio, sus habitaciones cuestan 400 euros al mes, incluyendo alojamiento y limpieza. Según Beltrán Plumed, este precio y el hecho de que el hotel esté ubicado en el centro de la ciudad y cerca de la playa, lo convierte en “un lugar idóneo para vivir durante una etapa”. Además, piensan mejorar las instalaciones del establecimiento próximamente, creando una “cocina totalmente equipada en una zona común para poder dar un mejor servicio a los futuros huéspedes”.
Continuamos avanzando por el mapa de España, hasta llegar a Valencia. Desde allí, Guillermo Roig, gerente de la inmobiliaria GRM Inmuebles, asegura que empezó “este verano a echar un cable a varias empresas gestoras de hoteles y apartamentos turísticos en Valencia para ayudarles a alquilar sus inmuebles ante la falta de turistas que alquilan por días o fines de semana, para más larga estancia e intentar sacar algún beneficio extra después de las restricciones y al desastre en plan turismo que estamos teniendo en general con el tema del coronavirus. Los hoteles están sin casi ocupación y hay que buscar formas de poder facturar como sea para no tener que cerrar”.
Y uno de los que ha apostado por esta vía es el Hotel Silken, un cuatro estrellas situado en Camins al Grau, que cuenta con 157 habitaciones y está destinando al alquiler mensual en torno a una veintena. A pesar de que el rebrote del coronavirus está ralentizando las reservas, el establecimiento asegura que está viendo resultados. De momento, tiene activas dos opciones: la más asequible cuesta 650 euros al mes solo con alojamiento, mientras que la cifra puede alcanzar los 1.000 euros mensuales si se añade el desayuno, media pensión, el servicio de lavandería, el aparcamiento o si se opta por una habitación con terraza propia. Y otros establecimientos de la cadena Silken de otros puntos de España también han tomado esta iniciativa.
Seguimos en la Ciudad del Turia, donde también ofrece habitaciones de alquiler un pequeño hostal llamado La Casa del Colibrí que lleva una particular, Sofía, que nos cuenta que “cuando nos dimos cuenta de que el covid iría para largo, mi familia y yo tomamos la decisión de cerrar, ya que somos un negocio familiar pequeño y sabíamos que no íbamos a subsistir con la “nueva realidad”. Pero a finales de mayo, coincidiendo con el final del confinamiento, vimos las habitaciones por larga estancia sonaba como algo razonable y que la modificación no sería cara”.El hostal solo tiene tres habitaciones y antes de la pandemia podía acoger a un total de ocho personas. Ahora todas están destinadas al alquiler de larga estancia, una alternativa que está manteniendo a flote el negocio.
“Se subsiste. Tuvimos que cambiar toda la configuración de las habitaciones, porque estaban preparadas para alojar a más personas. Definitivamente no es tan rentable como un albergue, pero esto es mejor que nada”, explica la dueña del negocio.
De momento su oferta es el alquiler de las habitaciones por un máximo de seis meses, por un precio de entre 450 a 470 euros al mes (las más caras son las que dan al patio), incluyendo aire acondicionado, baño y frigorífico propios y un espacio de unos 22 m2. Además, hay áreas comunes como lavandería, cocina, recibidor, comedor y patio.
Al margen del Mediterráneo, también encontramos ofertas en el otro extremo del país. En A Coruña, por ejemplo, hay otro pequeño hotel que tiene anunciadas habitaciones en idealista: el Hotel Sol. Situado muy cerca del centro de la ciudad y de la playa, este establecimiento tiene 39 habitaciones, de las que ocho están destinadas al alquiler. De momento, tiene arrendadas a largo plazo cuatro de ellas.
“Decidimos poner en marcha esta alternativa a finales de octubre y ya está dando resultados. No nos esperábamos esta reacción”, explica a idealista/news el personal del hotel. En su caso, el precio también está en torno a 550 euros mensuales por una habitación estándar de unos 20 m2, incluido el uso del salón principal para trabajar, aunque existe la posibilidad de añadir desayuno, media pensión y/o plaza de garaje.
Entre los ‘inquilinos’ que tienen hay profesionales que necesitan alojamiento temporal por motivos de trabajo y “no les merece la pena buscar un piso” y lo que califica como “nómadas que se van trasladando de ciudad cada cierto tiempo”.
También encontramos más alternativas en el centro de la Península. Y una de ellas es de la del Hotel Ganivet, que se encuentra en Madrid (en la zona de Lavapiés-Embajadores) y tiene en total 157 habitaciones.
Su plan pasa por ofrecer habitaciones desde los 190 euros por semana a los 600 euros por mes, cifras que incluyen una limpieza y el cambio de lencería cada semana. Al igual que otros establecimientos, permite añadir extras como desayuno, plaza de garaje o mayor frecuencia de limpieza, y han decidido crear unas zonas comunes destinadas para este tipo de huéspedes que incluyen algunos electrodomésticos para poder facilitar la estancia.
El Hotel Ganivet asegura que ya tiene algunas habitaciones reservadas, la mayoría para el corto plazo, pero algunas hasta el próximo mes de junio. “El estancamiento en la demanda de la clientela natural del hotel nos ha hecho replantear la estrategia y tratar de orientarnos a otros segmentos del mercado, como son los alquileres de larga estancia o el uso de habitaciones como áreas de trabajo. Se trata de buscar un escenario más favorable que nos evite tener que cerrar nuestras instalaciones y todo ello bajo un estricto protocolo de seguridad e higiene creado con el objetivo de que los huéspedes, tanto de corta como de larga estancia, se sientan seguros en sus instalaciones”, señalan desde el hotel madrileño.
Además de los hoteles y hostales que ya ofrecen habitaciones de alquiler para largas estancias, hay otros muchos que se están planteando optar por esta alternativa a corto plazo. Por ejemplo, el Hotel Holiday Inn Express (en Leganés, Madrid) asegura que "ante esta nueva situación que nos ha tocado vivir a nivel mundial, el negocio ha decido reinventarse debido a la caída de reservas respecto a otros años", ya que "este año está siendo muy diferente respecto a la buena tendencia que teníamos años atrás". El establecimiento está valorando destinar un 10% de su capacidad al alquiler, con precios de unos 500 euros mensuales que incluyen alojamiento, limpieza y parking, y la posibilidad de ampliar servicios adicionales como desayuno o media pensión.