Si te hubieran dicho a principios de año que por la llegada del coronavirus apenas ibas a tener que estar confinado en casa durante meses, no te lo habrías creído. Y sin embargo, así han sido las cosas: la cuarentena nos ha obligado a cambiar nuestros hábitos sociales (de hecho, nos hemos quedado sin hábitos sociales), el ritmo de vida se ha ralentizado y nos hemos visto encerrados entre cuatro paredes. En pisos con terraza, áticos, apartamentos interiores, casas espaciosas, otras de un dormitorio… Lo que está claro es que la pandemia ha puesto de relieve la importancia de tener un pequeño balón de oxígeno, llámese terraza o balcón.
Esta pandemia ha puesto muchas cosas de manifiesto, una de ellas, que la mayoría de viviendas debería haber sido diseñada de otra forma, que se lo digan si no al que no ha recibido ni un rayo de luz solar en estos más de dos meses de confinamiento. Según un estudio de idealista, hasta un 8% de los hogares está pasando la cuarentena sin ver la calle desde su vivienda.
Por eso, hemos abordado esta cuestión con el arquitecto Pablo García, quien intenta vislumbrar cómo deberían ser diseñadas las viviendas a partir de ahora.
1. Superficie útil: “Las viviendas deben ser más grandes o estar mejor distribuidas. Las casas pueden aumentan de tamaño si crece el edificio por la fachada añadiendo grandes galerías que actúen como espacio de usos múltiples. La mejor referencia es la intervención de Lacaton y Vassal en Burdeos. Se crearon una serie de jardines de invierno, así como una nueva gama de balcones junto a las fachadas principales de los edificios, ampliando el área útil de las unidades. Hay que tomar esta intervención como referencia de cómo se puede conseguir un efecto máximo con una intervención mínima”, aclara García.
2. Terraza o balcón, sí o sí. “Las terrazas deberían incluirse en el programa mínimo de vivienda. En general una vivienda mínima se compone de: dormitorio principal, cuarto de estar, cocina y baño. No se menciona nada de las terrazas y hemos visto que suponen un balón de oxígeno fundamental cuando nos enfrentamos a un encierro. El problema de sus cierres debe estar controlado por el Ayuntamiento, no permitiendo la prescripción de dicha infracción si lo consideramos como espacio mínimo vital”.
3. Zonas de desinfección en la entrada. “La entrada de la vivienda se podría empezar a pensar como el espacio de transición entre nuestro hogar y el exterior. Esto quiere decir que sería una zona libre de virus. El pavimento debería ser porcelánico o un material poco poroso y resistente a productos abrasivos. Un armario para que ropa y zapatos se queden en ese punto antes de acceder a la casa. Incluir un lavabo para lavarnos las manos nada más llegar antes de tocar todas las puertas hasta llegar al baño principal. Si la ciencia lo permite, podría ser también un espacio con luz radiada que nos desinfecte por completo”.
4. Zona de teletrabajo. “Vamos a necesitar una oficina en casa y cuando se plantee una nueva distribución hay que añadirlo. Para ellos hay que plantear su iluminación, conexión de internet por cable, enchufes con bluetooth, zona para videollamadas y reuniones o estores que crean fondos neutros a nuestras espaldas para proteger la privacidad de la vivienda, incluso, insonorización de dicha estancia. En pisos muy pequeños habría que pensar dicha intervención en los dormitorios. Las camas no pueden ocupar tanto espacio”.
5. Mobiliario a medida y domótica. “El mobiliario convencional está muy bien pero no es válido para espacios reducidos. Es importante hacer un proyecto del mobiliario de tu vivienda y de cómo puede adaptarse para que sea multifuncional. La domótica debería introducirse para que nos ayude a crear un hogar multifuncional y que se adapte a las diferentes situaciones”, finaliza el arquitecto.