Para cobrar la pensión contributiva se exige:
La pensión no contributiva de jubilación o jubilación no contributiva es incompatible con la pensión no contributiva de invalidez, con las pensiones asistenciales y con los subsidios de garantía de ingresos mínimos y por ayuda de tercera persona, así como con la condición de causante de la asignación familiar por hijo a cargo mayor de 18 años y con discapacidad igual o superior al 65%.
La pensión no contributiva es una prestación vitalicia, siempre y cuando se sigan cumpliendo los requisitos. Esta pensión se cobra hasta la fecha de fallecimiento del demandante; sin embargo, está sujeta a revisiones periódicas por parte de la Administración. Estas revisiones pueden afectar tanto al grado de invalidez como a los recursos económicos del beneficiario. En función de los resultados de estas revisiones, la pensión puede mantenerse, modificarse o extinguirse.
Una de las condiciones para poder cobrar la paga no contributiva es no contar con ingresos mayores al límite máximo anual establecido. Por ello, los pensionistas deben presentar al órgano competente de la gestión una declaración de ingresos o rentas computables de la unidad económica de convivencia en el primer trimestre. Si no se presenta, se suspenderá el pago de la pensión hasta que se introduzca y se acredite que se cumplen los requisitos.
También se debe informar de otras variaciones como: su estado civil, cambio de residencia, recursos económicos propios y/o familiares (por ejemplo, si accede a un puesto de trabajo) y cualquier otra que pueda impactar en el cambio de sus condiciones de vida. En caso contrario, puede ser motivo de suspensión de la pensión.
Hay otros casos en los que el órgano gestor inicia una revisión de oficio como medida de control. En caso de descubrir un cambio no comunicado que puede dar lugar a la modificación de la cuantía de la pensión, a su suspensión o a su extinción, teniendo derecho también a reclamar el abono de atrasos o la reclamación de las cantidades indebidamente percibidas.
Y por último, si un pensionista tiene unos ingresos que superan el límite permitido para cobrar la pensión no contributiva, puede perderla. Este límite depende de cuántas personas conviven con el pensionista y qué parentesco tienen con él o ella. Para el año 2023, el límite puede ir desde los 11.533,72 euros hasta los 52.580,20 euros al año, según el caso.